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LARGOS PASOS POR UN MEJOR FUTURO

Hace unos días  tuve la oportunidad de conocer a una joven quien me quiso relatar su vida en el campo. Me intereso su historia ya que he escuchado la gran lucha por la que ha pasado para poder estudiar. También se que en esta ciudad no es tan fácil acceder a la educación, demostrado por  los elevados índices de analfabetismo en la zona, producto de la falta de instituciones y de las pocas  oportunidades que obligan a los niños a dedicarse al trabajo.

Su nombre es Liliana Balbuena Báez,  proveniente de La Playa, una vereda ubicada en Güican en la ciudad de Boyacá, llegó a Bogotá para visitar a algunos familiares que tiene en la ciudad y ahora tengo la oportunidad de hablar con ella,  enterarme un poco de la realidad que se vive en el campo, principalmente deseo conocer la historia que la llevó a ser el ejemplo de toda una familia.

Hace 15 años para Liliana poder estudiar era toda una travesía, ella recuerda  que tenía que recorrer más de dos horas de camino para llegar a su escuela ubicada en la vereda el Calvario de Güican para cursar la primaria, puesto que en la vereda donde ella estudiaba no había escuelas. A pesar de las circunstancias  ella estaba dispuesta a cumplir su sueño de ser docente y para ello tenia que buscar alternativas para estudiar.

Los días eran bastantes largos, en esta zona de Boyacá hace mucho frio y a pesar de ello se levantaba a las 4: 30 a empezar su día. Debía preparar  el desayuno para toda la familia, integrada por sus padres y cuatro hermanas, después tenía que ayudar a arreglar a sus dos hermanas menores y luego dirigirse a su escuela, el recorrido era largo, además ella relata que era muy difícil debido a que todavía era muy oscuro y el camino era muy difícil de atravesar debido a las trochas y a su suelo rústico.

No todos los días podía ir a estudiar, algunas veces ella debía ayudar a sus padres con el trabajo del campo. Ellos se dedicaban a sembrar papa y a criar ovejas. En ocasiones requerían que ella estuviera presente en los trabajos que realizaban para que pudieran llevar el sustento a su hogar.

Con solo escucharla, se puede llegar a imaginar como era la situación, ella recuerda la gran ilusión con la que se levantaba a diario para ir a estudiar a pesar de todo lo que debía atravesar. El inconveniente más grande lo empezó a sentir cuando ingreso a la normal en el pueblo y debió buscar  donde hospedarse  porque para llegar ahí eran aproximadamente  5 horas de trayecto, las cuales no podía realizar diariamente. Luego de analizar  todas las alternativas ella empezó a quedarse donde un familiar entre semana y los sábados y domingos se devolvía a su vereda para ayudar en su casa.

Liliana relata que en el año 1995 cuando ella cursaba la normal, el pueblo estaba declarado en zona roja por la guerrilla, lo cual casi acaba con sus sueños porque fue un verdadero infierno lo que se vivió en el pueblo estando en medio de amenazas, secuestros y de que a veces ni siquiera pudieran estudiar debido a que se tomaban la escuela y llenaran de terror a la población.


A pesar de todas las dificultades que Liliana vivió,  ella expresa con gran emoción que pudo terminar sus estudios básicos y se fue a la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia ubicada  en Tunja a estudiar docencia. Además se presento hace tres años en la convocatoria para docentes en la universidad y  le dieron el merito para poder trabajar donde esta hoy en día, casualmente es la misma escuela donde ella empezó  a estudiar, en la vereda el calvario. Allí dicta clase a niños y los fines de semana instruye a los adultos de la zona.  Cumplió su sueño a pesar de las adversidades y es una pieza más que ayuda a construir un mejor país.

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